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jueves, 30 de julio de 2015

Los países que más beben en América Latina: la dramática radiografía del consumo de alcohol en la región

Una cultura de consumo de alcohol se ha instalado en Latinoamérica y amenaza con convertirse en un auténtico problema de salud pública en la región.
Ese es el contundente resumen de la situación que le hace a BBC Mundo Maristela Monteiro, asesora principal en abuso de sustancias y alcohol de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Su traducción numérica es que, en las América Latina y el Caribe, las personas consumen una media de 8,4 litros de alcohol puro por año, lo que supone 2,2 litros más que el promedio mundial, según el primer informe sobre alcohol especializado en la región que ha elaborado su organismo.
Sólo en Europa se bebe más, algo motivado, sobre todo, por el gran consumo en los países del Este del continente.

Los países que más beben

Según los datos de la OMS, los países que más beben en la región son los siguientes:
  • Chile: es el que más, con un consumo anual per cápita de 9,6 litros de alcohol puro.
  • Argentina: 9,3 litros per cápita.
  • Venezuela: 8,9 litros de alcohol per cápita.
Después de los tres primeros, se encuentran los siguientes:
Paraguay (8,8 litros), Brasil (8,7), Perú (8,1), Panamá (8), Uruguay (7,6), Ecuador (7,2), México (7,2), República Dominicana (6,9), Colombia (6,2), Bolivia (5,9), Costa Rica (5,4), Cuba (5,2), Nicaragua (5), Honduras (4), Guatemala (3,8) y El Salvador (3,2).

Razones del aumento

Pero, ¿a qué se debe este cambio de tendencia en el consumo de alcohol en la región?
"Algo está cambiando en Latinoamérica", dice Monteiro. "Nunca hubo una fuerte cultura de consumo en la región, pero el desarrollo económico y nuevos valores importados de la globalización está haciendo que el consumo excesivo y abrupto sea una tendencia", sostiene.
Además, menciona factores como el crecimiento de la industria de productos alcohólicos.
"El alcohol llega a todas partes, se han mejorado las cadenas de distribución, hay más establecimientos y oferta y tampoco es desdeñable la presión que la industria sabe ejercer sobre los gobiernos para que los precios del alcohol estén bajos y no haya regulaciones".
Dentro de la industria, la cerveza es la bebida alcohólica más popular, al representar el 55% del total del alcohol consumido. Después licores (como vodka o whisky) con más de un 30% y casi un 12% el vino.
Los datos que deja el informe dan forma a su reflexión, dejando una radiografía "preocupante", utilizando sus palabras.

300.000 muertes en un año

La primera consecuencia clara se mide en vidas humanas.La cerveza es la bebida alcohólica más consumida por los latinoamericanos.
El consumo de alcohol contribuyó a la muerte de alrededor de 300.000 personas en 2012, según sus cifras. Y más de 80.000 no habrían fallecido si el efecto de las bebidas alcohólicas no hubiera estado presente en sus vidas.
Según la OMS, el consumo de alcohol contribuye con más de 200 enfermedades y lesiones, incluyendo la cirrosis hepática y algunos tipos de cáncer. También hace que las personas sean más susceptibles y menos adherentes al tratamiento de enfermedades infecciosas como el VIH y la tuberculosis, y es, además, el principal factor de riesgo de muerte en adolescentes.
Y en las Américas, además, la situación empeora año a año, a la luz de las cifras.
Los bebedores masculinos que se dejan llevar por consumos episódicos fuertes (cuatro o cinco bebidas en al menos una ocasión en 30 días) pasaron de ser apenas un 18% a casi el 30% entre 2005 y 2010.
Y en las mujeres el incremento no es menos preocupante: el porcentaje pasó de un 4,6% al 13%.
El impacto sobre la salud del consumo de alcohol es muy grave en todos los países.
En la región, uno de cada cinco bebedores (22%) practica episodios de consumo alcohólico excesivo, un porcentaje superior al promedio global, situado en un 16%.
Un último dato ofrece también una pista sobre un problema de alcoholismo agudo en las América Latina y el Caribe: sólo un 10% de los bebedores ingiere, en promedio, más del 40% del total de alcohol consumido en la región.
"Este dato es muy relevante", opina Monteiro.
"No hay hábito de tomar una cantidad moderada por gusto o por salud, como por ejemplo en el vino: el consumo se concentra en grandes dosis. Especialmente en los jóvenes, que lo ven como una especie de rito con prestigio social".
En 2010, alrededor de 14.000 jóvenes de menos de 19 años murieron en la región por motivos atribuidos al alcohol.

Consecuencias sociales

Esta primera radiografía ha generado gran preocupación en el organismo internacional.
Y es que las consecuencias van más allá de la propia salud del consumidor de alcohol.
"La región de las América Latina y el Caribe (…) ha pagado un alto costo en salud, recursos financieros y productividad", asevera también Anselm Hennis, Director del Departamento de Enfermedades no Transmisibles y Salud Mental de la OMS.
La OMS recomienda a los gobiernos medidas como subir los precios del alcohol y restringir horarios de venta.
La OMS recomienda a los gobiernos medidas como subir los precios del alcohol y restringir horarios de venta.
Monteiro lo explica: "El alcohol no afecta sólo a quien bebe. Aumentan los episodios de violencia, también los accidentes de tráfico, baja la productividad del país por culpa no sólo de ausencias al trabajo sino por lo que se conoce como 'depresentismo', es decir, personas que acuden a su puesto de trabajo sin fuerzas".
En ese sentido, explica que en un estudio realizado en los Estados Unidos en 2006, se estimó que el consumo nocivo de alcohol le costó al país cerca de US$224.000 millones (un promedio de US$750 por habitante); de ese total, un 72% se atribuyó a la pérdida de productividad en el lugar de trabajo.
Pero, una vez que se conoce la magnitud del problema, ¿cuáles serían las soluciones que podrían aplicarse?
Los accidentes por consumir bebidas etílicas son otra problemática añadida.
Los accidentes por consumir bebidas etílicas son otra problemática añadida.
"Hay muchas cosas que pueden hacer los gobiernos", dice Monteiro a BBC Mundo después de suspirar.
Y lanza como una ametralladora una batería de medidas: subir los impuestos al alcohol para encarecerlo, limitar horarios y días de venta en los establecimientos, subir la edad legal mínima para consumir, reducir o prohibir su publicidad (70% de países no tienen reglamento sobre ello), etc.
También hace hincapié en las leyes de tráfico. Y es que solo cinco países de la reción (Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Uruguay) han fijado el límite legal recomendado de menos de 0,04 g/dl para la concentración de alcohol en la sangre.
Y, por último, menciona la educación. "Hay que acabar con el prestigio social de beber alcohol", dice.

martes, 10 de marzo de 2015

Dos historias sobre la vivencia de ser toxicómano y preso

Hace unos días, publicamos en la Revista InDependientes la entrevista a Luis Daniel Martín, miembro de Marea Blanca y autor de Marea Blanca. El libro de la sanidad pública española  . En este libro, Martín, entre otros relatos y vivencias, ha recogido historias de personas adictas a alguna droga y que, además, están recluidas en algún centro penitenciario. El autor de este libro quiso compartir con esta publicación dos de estas historias. Nos quedamos con sus palabras:

presoenfermo
Me llamo Fernando. Soy preso en la prisión, pero no preso en la vida. Sé lo que quiero y cómo lo quiero, aunque a veces no me dejen querer. Hace cosa de dos años fui con mi mujer a una clínica dental privada. En primer lugar, a la médico que había tuve que comunicarle que era portadora del VIH. Ella nos dijo que volviéramos otro día para darnos presupuesto. Cuando volvimos nos dijo que tenía que utilizar todo el material desechable y aparte un traje ignífugo. En resumen, la extracción de una muela le saldría por 500 euros. La contestación de mi mujer fue que ella le había sido sincera y que por supuesto no se sacaría la muela allí, pero que se cuestionara a cuánta gente había atendido que no le había dicho que eran portadores del VIH.

Soy preso en la prisión, pero no preso en la vida

En otra ocasión, acompañé a mi madre a la doctora internista. Teníamos hora a las 12 de la mañana. Cuando llegamos a la consulta estaban dos pacientes más citados. Al hacerse las 13:30 y no llamar nadie me acerqué a la puerta y no había nadie. Seguidamente fui a protestar a las enfermeras y me dijeron que la doctora, como no había nadie, se había ido a casa. En resumidas cuentas, nos atendieron dos horas después y yo tuve que poner la reclamación correspondiente. ¿Saben a qué pertenece todo esto? ¿saben por qué no nos atendieron a tiempo? ¿saben por qué la primera doctora nos puso tantas pegas? Nos puso tantas pegas porque yo soy preso. Nos puso tantas pegas porque además soy toxicómano y mi aspecto no es el adecuado.
                                                                                                                           Fernando”.

Tengo VIH, pero ahora puedo andar y estoy bien gracias a ellos que trabajaron por mí y para mí

“Mi nombre es Mario. Soy toxicómano. Hace poco tuve un golpe en la pierna y no quería ir al hospital. Cuando ya no podía andar me llevaron mis familiares al hospital general. Me miró un médico fenomenal que se volcó conmigo. Tanto él como los demás profesionales me hicieron la primera intervención. Yo no podía aguantar ese profundo dolor, pero, claro, como soy preso y toxicómano, pues no me puedo quejar. Los médicos lo vieron y con la primera operación no tuvieron bastante. Tuvieron que operar una segunda vez y una tercera para reconstruirme la pierna. Yo no podía con el dolor. Me operaron una cuarta vez y una quinta. Había perdido mucha sangre y me retorcía. Había una enfermera que psicológicamente me ayudaba: ‘Venga, campeón, con lo que has pasado ya, esto es solo un suspiro’. Yo le decía que ya no volvería a andar más y, claro, me operaban, pero no podían cerrarlo bien, pues tenían que reconstruirme la pierna. Y me tiré así dos meses en el hospital. Tengo VIH, pero ahora puedo andar y estoy bien gracias a ellos que trabajaron por mí y para mí tanto en el físico como en mi mente. Gracias.
                                                    

martes, 27 de enero de 2015

La Era de las Adicciones

En la medicina y psicología modernas la adicción se considera una condición física y mental que consiste de cinco etapas: 1) Deseo imparable por alguna sustancia, actividad o relación humana 2) Uso compulsivo y frecuente de las anteriores 3) Necesidad de aumento de las dosis para lograr el mismo efecto (Tolerancia) 4) Síndrome de abstinencia o sintomática sufrida al no consumir el objeto adictivo 5) Problemas en varias áreas de sus vidas.
Se acepta como adicción cualquier actividad o consumo que el sujeto no pueda controlar que lo lleve a conductas compulsivas y perjudique diversas áreas de su vida –física, psicológica y/o social. 
Los objetos de la adicción no tienen porque ser drogas "pesadas" y son más variados de lo que se supone: Adicción a drogas diversas (legales e ilegales) incluyendo al alcohol y el cigarrillo. Adicción al trabajo o trabajocolismo; a ciertas personas (codependencia); al sexo; a las compras; al juego (ludopatía); a la pornografía; a la televisión; al internet o ciber-adicción (redes sociales incluidas); nuevas tecnologías (tecnofilia); comidas rápidas, etc.   
Lo que define la adicción no es la sustancia, actividad o relación sino la dependencia física y/o psicológica y las conductas compulsivas y maníacas que las caracterizan y pueden ser peligrosas.
El actual y permanente “enchufe a la tecnología” es buscador de placer aún a costa de hipnosis o por principio del Nirvana. Supongo que el estado nirvánico (Hipnoideo) que se alcanza en el “estado adictivo” explicaría los grandes esfuerzos y sufrimientos que se pasan por alto: como los alcohólicos que desprecian cualquier malestar y dolencia con tal de mantener su embriaguez (Hipnosis) 
Buceando en el diccionario: …”Principio del Nirvana” Término propuesto por Barbara Low y recogido por Freud para designar la tendencia del aparato psíquico a reducir a cero o, por lo menos, a disminuir lo más posible en sí mismo toda cantidad de excitación de origen externo o Interno. El término «nirvana», difundido en Occidente por Schopenhauer, está tomado de la religión budista, en la cual designa la «extinción» del deseo humano, la aniquilación de la individualidad, que se funde en el alma colectiva, un estado de quietud y felicidad perfectas. En Más allá del principio del placer (Jenseits des Lustprinzips, 1920), Freud, recogiendo la expresión propuesta por la psicoanalista inglesa Barbara Low, enuncia el principio de nirvana como una «[...] tendencia a la reducción, a la constancia, a la supresión de la tensión de excitación interna». Esta formulación es idéntica a la que Freud da, en el mismo texto, del principio de constancia, e implica, por consiguiente, la ambigüedad de considerar como equivalentes la tendencia a mantener constante un cierto nivel y la tendencia a reducir a cero toda excitación (para la discusión de este punto, véase: Principio de constancia). Con todo, no es indiferente observar que Freud introduce el término «nirvana», con su resonancia filosófica, en un texto en el que se adentra ampliamente en un camino especulativo; en el nirvana hindú o schopenhaueriano Freud ve una correspondencia con la noción de pulsión de muerte…”  
Aunque existe un sustrato químico cerebral y neurotransmisores que puedan explicar la conducta de la búsqueda y del “anhelar” (craving) del adicto, el estado de quietud y ese paraíso y felicidad perfectas que resuena como “pequeña muerte” podría ser parte de la explicación de los “estados adictados” 

Fuente:
 revista adenda

jueves, 22 de enero de 2015

lunes, 16 de junio de 2014

EL ARGENTINO

EL ARGENTINO 

DROGAS Y VACÍO

Oscar me dice que para él tomar cerveza y fumar “porros” con cocaína es clave .Lo hará los fines de semanas y por otra parte fumar marihuana todos los días antes de ir a trabajar y al volver. Ya lo intentó varias veces y “siguió de largo”. A sus 44 años la compañía de los químicos durante 20 años representa la mitad de una vida ligada a ilusiones y desilusiones permanentes. Precisamente la “ilusión” de controlar la dosis es casi imposible en muchos . Dicen los alcohólicos y con mucha sabiduría :” una copa es mucho y cien son pocas…. “.

Oscar para estar en el mundo tiene que “estar puesto” así él puede ejercitar distintos roles : “payaso” que alegra al grupo, papá, trabajar, etc. En realidad esa dosis, según él, medida solo dura pocos días para luego abandonar otra vez la función de la paternidad , el trabajo y de divertido pasar a ser un solitario en busca de una dosis .

Daños neurológicos abonan estas conductas. La adicción es una alteración crónica de los sistemas de recompensa o sea de los sistemas del placer que todos tenemos. Acá el placer quedó fijado en consumir y todo lo otro (hijos, vida, deporte, amistades, etc.) queda en un segundo plano. También es una enfermedad de la memoria que queda embargada y depreciada para ser solo memoria adictiva. Olores, lugares de encuentro, nombres de distribuidores y rumiación para encontrar las dosis; solo eso es parte de su memoria. Su sistema de pensamiento y de control de impulsos ya no funcionan por la afectación crónica de persistentes consumos que en este caso llegan a más de veinte años ininterrumpidos.

Como dice el filósofo Nietzche: “ no clavemos la mirada fijamente en el abismo; no sea que el abismo la clave en usted”. Las drogas parecen representar al vacio. No dejemos avanzar este mal social. Consultemos.

Dr. Juan A. Yaria
Director General GRADIVA-rehabilitación en adicciones

domingo, 4 de mayo de 2014

La depresión en los hombres, una epidemia encubierta.

Las diferencias sexuales han sido reemplazadas por las diferencias de género. Se dice que la mujer tiende a la pasividad a la dependencia y que tiende menos a manifestar la agresión. Se dice eso mientras hay una fuerte tendencia cultural, sobre todo en los países sajones, a considerar que entre hombres y mujeres las diferencias son pequeñas y que recordarlas equivale casi a crearlas, lo que sería una restauración del machismo.
Estudios confiables informan que las mujeres consultan más por depresión, lo que no implica que sean más propensas que el varón a la depresión.Los hombres disfrazan su depresión con el alcohol y el uso de otras drogas.
Algunos pensadores del primer mundo y la “opinión ilustrada” no ven con buenos ojos encontrar diferencias entre varones y mujeres, como si el encontrarlas implicara su naturalización. Mientras tanto las empresas publicitarias, también del primer mundo, buscan qué autos o perfumes ofrecen, respectivamente, a hombres y mujeres. Como dijo aquella feminista, ¡Viva la diferencia!
Las investigaciones sobre los géneros se preguntan por las condiciones de producción socio-históricas de la subjetividad. Lo que se debe ser y tener va cambiando. ¿Cómo? El género no es universal sino propio de determinada cultura.
Las mujeres conservan la tendencia a esperar de otros significativos una confirmación de su valor que, en muchos casos, no puede compensarse mediante los logros laborales y profesionales. Éstas son cicatrices históricas en la construcción del género.
Se decía que los hombres no lloran. Se decía que los hombres sienten poco y expresan aún menos. Se decía que los hombres hablan poco de sus intimidades y que evitan mostrarse vulnerables. ¿Se seguirá diciendo?
Pocas veces el varón expresa la alteración del estado de ánimo a través de síntomas psíquicos como la tristeza, la labilidad emocional o la ideación depresiva. Por eso la depresión masculina puede pasar inadvertida cuando el profesional –médico, psiquiatra o psicólogo- no advierte que la depresión se está manifestando como fatiga, astenia, dolores musculares, cefaleas, insomnio, pérdida de peso. Incapaces de verbalizar las emociones propias sólo mencionan los síntomas físicos de su malestar. Mas que tristeza predomina la irritabilidad. Algunos ocultan el vacío interior con el ruido de la violencia, el consumo de drogas o la adicción al trabajo. Todo ello contribuye a la dificultad para detectar la depresión. Si se consideraran la irritabilidad, la violencia y el abuso de sustancias muchos más hombres serían diagnosticados como deprimidos.
Se decía que los hombres
hablan poco de sus intimidades y que evitan mostrarse vulnerables. ¿Se seguirá diciendo?
Se advierten disminución de energía e interés, sentimientos de culpa, dificultades de concentración, pérdida de apetito y pensamientos de muerte o suicidio. Están agobiados en busca de estímulo. Están ansiosos en busca de calma. Están insomnes en busca de sueño. El agobio se expresa en la temporalidad (“no tengo futuro”), en la motivación (“no tengo fuerzas”) y en la propia estimación (“no valgo nada”). Se sienten abrumados por cierta desesperanza que les impide contar con la energía necesaria para formular nuevos proyectos.
Cada año, 6.000.000 de varones estadounidenses escucharán el diagnóstico de depresión. Son también millones los que sufren en silencio, sin diagnóstico o con diagnóstico equivocado, o los que teniéndolo se rehúsan al tratamiento, tal vez porque “los hombres no lloran”.
El alcoholismo y las adicciones, sin ser exclusivos de la depresión masculina, a veces se suman a ella, como la otra cara del vacío depresivo. (Y ya sabemos que también pueden ser adictivos el trabajo, los juegos de azar, etc.) Depresión y adicción forman un círculo vicioso. Se busca la euforia artificial para escapar de la apatía depresiva, pero el alivio es pasajero. El daño, en cambio, es duradero y acentúa el sentimiento de culpa o de inferioridad.
Adicto es el que no puede prescindir de un objeto (droga) o de un dogma (político) o de una persona (en el amor) o de una actividad (trabajo, juegos de azar).
La depresión masculina
se enmascara y ese enmascaramiento es costosísimo.
Tomemos como ejemplo la adicción al alcohol. El alcohol ayuda a escapar de la visión crítica que tenemos de nosotros mismos. Cuánto más negativa es la mirada sobre uno mismo, más se intenta eludir ese sentimiento mediante el consumo de sustancias. El alcohol es un desinhibidor que facilita el paso a la acción, pero sus efectos depresógenos son múltiples: biológico (perturbación de los neurotransmisores vinculada a la dependencia física), sociales (verguenza y rechazo social) y psicológicos (alteración de la autoestima). En cualquier caso, la autoestima del paciente alcohólico es muy inestable. Su discurso oscila de la negación a la desesperación. Ninguna de esas actitudes es eficaz para salir adelante.
Ciertos conflictos conyugales y familiares, el ausentismo laboral, el bajo rendimiento escolar, el aislamiento social y la falta de motivación pueden ser también depresiones enmascaradas. Un predominio mayor de depresiones somatizadas se produce en personas que tienden a la negación, la hiperactividad y cierto control omnipotente del entorno.
La depresión masculina se enmascara y ese enmascaramiento es costosísimo. La depresión (y sólo para mencionar un ejemplo) está asociada a enfermedad coronaria e infartos cardíacos y cerebrales, padecimientos que afectan a los hombres con mayor frecuencia y a una edad más temprana que a las mujeres. Los hombres con depresión y enfermedad cardíaca tienen dos o tres veces más probabilidades de morir que los hombres con enfermedad cardíaca sin depresión. En los últimos 40 años, la tasa de suicidio entre hombres ha sido cuatro veces superior a la de mujeres.
Los varones son criados en nuestra sociedad para ser exitosos restringiendo la expresión de emociones. Deben controlarse y son forzados a expresarse a través de la agresión. Ser “fuerte” significa soportar dolor físico y psíquico desvalorizando los afectos (en particular la tristeza). Los varones sobrellevan los duelos de una manera diferente a las mujeres. “Ser fuertes” es encarar la adversidad sin demostrar emociones (señal de debilidad).
La depresión y sus manifestaciones serán una oportunidad para lograr entre todos un nuevo modelo social de masculinidad en que sea posible la expresión de afecto y ternura.

martes, 15 de abril de 2014

El aislamiento social podría propiciar las adicciones

Por naturaleza, somos seres sociales. Evidentemente hay cierto número de individuos que se escapa de este esquema, pero la gran mayoría podemos afirmar con rotundidad que necesitamos el contacto y la conversación con los demás, de una forma u otra. La duda aquí es, ¿qué consecuencias tiene el aislamiento social total? Pues, al menos en ratas, provoca que se vuelvan adictas a las drogas.
Esto es lo que han detectado unos investigadores de la Universidad de Texas, en Austin (EE.UU.). Según dichos científicos, las ratas que están aisladas socialmente durante su adolescencia son más vulnerables a ser adictas a anfetaminas y alcohol, y su adicción a las anfetaminas es más difícil de superar si siguen aisladas socialmente. Esta investigación se ha publicado hace unos días en la revista Neuron, donde además se describe la persistencia de los efectos del aislamiento aunque las ratas vuelvan a ser reintroducidas en la comunidad.
Como dice Hitoshi Morikawa, profesor de neurobiologia de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Texas:
“Básicamente, los animales se vuelven más manipulables. Son más sensibles a la recompensa, y una vez condicionados es más complicado corregirlos. Hemos observado estos efectos tanto a nivel conductual como neuronal”
Morikawa recuerda que los efectos negativos del aislamiento social durante la adolescencia han sido bien documentados, conociéndose características como la ansiedad, agresividad, rigidez cognitiva o aprendizaje espacial. Pero lo que no estaba clarificado hasta ahora era el efecto de dicho aislamiento sobre el comportamiento y sobre la actividad cerebral que tienen que ver con las adicciones.
Por otra parte, Leslie Whitaker, ex-estudiante de doctorado del laboratorio de Morikawa e investigador en el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas también da su punto de vista:
“Los animales aislados tienen un perfil más agresivo. Están más ansiosos. Póngalos en un campo abierto y se congelan más. También sabemos que las áreas del cerebro que están más implicadas en la memoria consciente se verán afectadas. Pero el tipo de memoria implicada en la adicción no es la memoria consciente. Es una preferencia inconsciente por el lugar en el que consiguió el premio. Siguen volviendo a ella sin siquiera saber por qué. Ese tipo de memoria se ve reforzada por el aislamiento”
Durante el estudio, las ratas fueron separadas de sus compañeras durante un mes cuando tenían una edad de 21 días (lo que vendría a ser la adolescencia en los seres humanos). Posteriormente, ensayaron la respuesta de las ratas frente a diferentes niveles de exposición a la anfetamina y el alcohol.
Para sorpresa de los investigadores, las ratas aisladas eran mucho más propensas a buscar las anfetaminas y el alcohol en comparación con el grupo control. Casi todas las ratas aisladas mostraron una gran preferencia por las drogas después de una sola exposición, en comparación a las ratas no aisladas, que se convirtieron en adictas tras varias exposiciones repetidas.
Y no solo eso, sino que además, las ratas aisladas socialmente son mucho más complicadas de tratar, y tardan más en desengancharse de su adicción a las anfetaminas que las ratas no aisladas.
Según los investigadores, estos resultados podrían ser extrapolables a los seres humanos, sumando un factor más a las consecuencias del aislamiento social que ya se conocían anteriormente. Un mal factor, todo sea dicho.

 Fuente: medciencia.com