Mi nombre es Cristian Gimenez, tengo 21 años adicto en recuperación. Estuve siete años consumiendo, un año internado en una comunidad terapéutica y otro en tratamiento ambulatorio.
Empecé a consumir alcohol a los 11 años, mi familia no me prestaba la atención que necesitaba y yo no me permitía hablar con ellos. El alcohol fue mi escape, tenía un grupo de amigos que acompañaban mi consumo. Ese fue el principio de mi silencio. Con el paso del tiempo consumía sustancias ilegales y fue tanta mi soberbia que creía que lo podia controlar. La relación con mi familia era conflictiva y violenta, mis padres se separaron y no volví a hablar con mi papá por varios años.
El dolor interno que sentía era tan grande que jamás pude expresarlo con palabras. En ese tiempo estuve en pareja, con la cual se creo otra dependencia. Y cuando esta relación llegó a su fin, fue la gota que rebalsó el vaso. No pasó mucho tiempo para llegar a mi límite y tener mi primera sobredosis. Después de ésta no paré, incluso estando sobrio tenía alucinaciones. Fue tan grande la depresión que no pude disfrutar de mis amigos, ni terminar el colegio. Empecé a sentirme solo por completo.
Aún así sabiendo que esto terminaría en locura, carcel o muerte, llegué a mi último límite, tuve otra sobredosis. Fue entonces cuando dejé de lado mi soberbia y decidí pedir ayuda. Mi familia y yo buscamos el mejor lugar para que mi recuperación diera éxito y elegimos ir a Buenos Aires a la Comunidad Terapeutica Belen Escobar " La casa del lago". Ya alejado de toda la gente que me rodeaba comencé mi tratamiento intensivo para tomar conciencia de mi enfermedad. Al pasar el tiempo empecé a recuperarme fisica, mental y socialmente. Al cabo de un año, volví a San Luis y seguí mi tratamiento ambulatorio en "Regreso a Casa"
Actualmente pude recuperar mi integridad física, practico deporte, logré entablar amistades sanas y volví a estudiar. Aprendí a comunicarme con mi familia y recuperé la relación con mi padre. Mi apariencia cambió, ahora puedo buscar trabajo sin miedo a los prejuicios.
Principalmente pude conocerme, recuperar la confianza en mi y tambien la de la gente. A tener humildad y a aprender a querer a las personas que se preocupan por mi. Pero más que nada, volví a tener una VIDA, a vivir con alegría y saber que ahora si me espera un futuro, con adversidades, pero que voy a enfrentarlas con valor y fortaleza para no volver a caer.