Por naturaleza, somos seres
sociales. Evidentemente hay cierto número de individuos que se escapa de este
esquema, pero la gran mayoría podemos afirmar con rotundidad que necesitamos el
contacto y la conversación con los demás, de una forma u otra. La duda aquí es,
¿qué consecuencias tiene el aislamiento social total? Pues,
al menos en ratas, provoca que se vuelvan adictas a las drogas.
Esto es lo que han detectado unos
investigadores de la Universidad de Texas,
en Austin (EE.UU.). Según dichos científicos, las ratas que están aisladas
socialmente durante su adolescencia son más vulnerables a ser adictas a anfetaminas
y alcohol, y su adicción a las anfetaminas es más difícil de superar si siguen
aisladas socialmente. Esta investigación se ha publicado hace
unos días en la revista Neuron, donde además
se describe la persistencia de los efectos del aislamiento aunque las ratas
vuelvan a ser reintroducidas en la comunidad.
Como dice Hitoshi Morikawa,
profesor de neurobiologia de la Facultad de Ciencias Naturales de
la Universidad de Texas:
“Básicamente,
los animales se vuelven más manipulables. Son más sensibles a la recompensa, y
una vez condicionados es más complicado corregirlos. Hemos observado estos
efectos tanto a nivel conductual como neuronal”
Morikawa recuerda que los
efectos negativos del aislamiento social durante la adolescencia han sido bien
documentados, conociéndose características como la ansiedad, agresividad,
rigidez cognitiva o aprendizaje espacial. Pero lo que no estaba
clarificado hasta ahora era el efecto de dicho aislamiento sobre el
comportamiento y sobre la actividad cerebral que tienen que ver con las
adicciones.
Por otra parte, Leslie Whitaker,
ex-estudiante de doctorado del laboratorio de Morikawa e investigador en el Instituto
Nacional sobre el Abuso de Drogas también
da su punto de vista:
“Los
animales aislados tienen un perfil más agresivo. Están más ansiosos. Póngalos
en un campo abierto y se congelan más. También sabemos que las áreas del
cerebro que están más implicadas en la memoria consciente se verán afectadas.
Pero el tipo de memoria implicada en la adicción no es la memoria consciente.
Es una preferencia inconsciente por el lugar en el que consiguió el premio.
Siguen volviendo a ella sin siquiera saber por qué. Ese tipo de memoria se ve reforzada
por el aislamiento”
Durante el estudio, las ratas
fueron separadas de sus compañeras durante un mes cuando tenían una edad de 21
días (lo que vendría a ser la adolescencia en los seres humanos).
Posteriormente, ensayaron la respuesta de las ratas frente a diferentes niveles
de exposición a la anfetamina y el alcohol.
Para sorpresa de los
investigadores, las ratas aisladas eran mucho más
propensas a buscar las anfetaminas y el alcohol en comparación con el grupo
control. Casi todas las ratas aisladas mostraron una gran
preferencia por las drogas después de una sola exposición, en comparación a las
ratas no aisladas, que se convirtieron en adictas tras varias exposiciones
repetidas.
Y no solo eso, sino que además,
las ratas aisladas socialmente son mucho más complicadas de tratar, y tardan
más en desengancharse de su adicción a las anfetaminas que las ratas no
aisladas.
Según los investigadores, estos
resultados podrían ser extrapolables a los seres humanos, sumando un factor más
a las consecuencias del aislamiento social que ya se conocían anteriormente. Un
mal factor, todo sea dicho.