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miércoles, 11 de septiembre de 2013

Un cuadro que tiene nombre: "oniomanía"

Impulso poderoso. Se la considera una adicción invisible, pero con síntomas característicos de cualquier otra, como la falta de autocontrol y la experimentación de culpa posterior.




Se denomina “oniomanía” a un trastorno psicológico, una adicción que consiste en un impulso poderoso para comprar.
Si bien la sociedad juzga –y, a veces, critica– a quienes tienen algunos tipos de adicción, tales como los jugadores, los consumidores de drogas o los alcohólicos, existen otras variantes que son prácticamente invisibles y que no son equiparadas con enfermedad. Esa es la situación de los compradores compulsivos.
No obstante, el oniomaníaco presenta todos los síntomas característicos de cualquier otra adicción: falta de autocontrol, vivencia de vacío existencial e intolerancia a ello, baja autoestima, ansiedades o depresión.
Se trata de un comportamiento repentino, impulsivo, que no presenta ningún tipo de previsión ni de prevención.

Circuito compulsivo
Cuando una persona atraviesa un punto de angustia, ir de compras puede ser un escape agradable. Es imperioso sentirse mejor y, en lo posible, sentirse bien, entonces, ¿qué mejor salida que ir de shopping? En ese primer momento, reinan la satisfacción, el placer; la persona se sumerge en un mundo de irrealidad en el cual no cuenta el dinero ni el esfuerzo que demanda ganarlo, sino sólo el placer que se obtiene al comprar. Es el reino de las emociones y la racionalidad queda desactivada, dormida.
Luego, la expresión de desagrado de algún familiar ante ese acto, o el volver a casa y sentir que todo sigue igual, provoca el arrepentimiento y la depresión por la compra, al punto que muchas veces se rechaza usar lo adquirido, que, por supuesto, no era necesario o se tenía en exceso.
En un tercer momento, surge la pregunta: “¿qué hacer?”. Si se está deprimida/o, por supuesto, salir de compras y así se construye un circulo vicioso donde el adicto queda atrapado y, al no tener conciencia de esta enfermedad, es poco frecuente que consulte, pues lo vive como “una oportunidad de liquidación, de fin de temporada, de Navidad y Año Nuevo”. 
Pero lo cierto es que la persona que padece este trastorno compra todo el año.

Tarjeta de crédito
Combinación potente y desafortunada la de la oniomanía y la tarjeta de crédito, pues tener a disposición una o más acentúa la falta de realismo en la administración del dinero y el desmanejo económico, a punto tal que quienes presentan este comportamiento pueden llegar a contraer deudas muy altas, sin pensar que luego hay que saldarlas.
Adicción más adicción, adquirir más tarjetas puede llevar al adicto a sacrificar sus necesidades y compromisos contraídos, empobrecer a la familia y perder el control de los actos.

¿El género influye?
Las estadísticas dicen que entre 60 y 80 por ciento de los adictos a las compras son mujeres.
El inicio de estos comportamientos es variable: puede ser en la adolescencia, aunque cada vez se ve más en niños y púberes.
En las mujeres, predomina el consumo de artículos que tienen que ver con la imagen y la belleza. En los hombres, están relacionadas con objetos informáticos, equipos de música, accesorios de autos; pero, por lo general, los objetos son para los tiempos libres, de ocio.

Prevención
-Preparar una lista y no moverse de ella. Es decir, planificar. 
-Evitar comprar en momentos particularmente complicados emocionalmente.
-No prestar atención a la publicidad.
-Limitarse a buscar exactamente lo que se necesita y retirarse del local.
-Evitar comprar con tarjetas de crédito.
Conclusión
¿Cómo darnos cuenta de si somos oniomaníacos? 
Si la compra despierta felicidad, alegría y se gasta, dentro de lo posible, sin alterar ningún presupuesto personal ni familiar, tal vez se trate de una persona que cada tanto consume, pero que no es adicta, pues este padecimiento impide que quien lo sufre disfrute; por el contrario, le desagrada haber comprado, le causa problemas familiares y siente culpa y arrepentimiento.

Por Adriana Guraleb* 
 *Psicoanalista y escritora.